sábado, 21 de febrero de 2015

Egipto: Templo de Karnak



 Os presento el templo de Amón, o más conocido como el Templo de Karnak. En esta zona no solo se sitúa este templo, sino que a su alrededor nos encontramos también con otros templos menores, una capilla y el lago sagrado. 

 Los templos en general eran construidos en honor a distintas divinidades, y había diferentes tipos. En este caso, el templo de Karnak se trata de un templo exento, ya que es, por así decirlo, uno de los más grandes de todo Egipto. 



Las esfinges situadas a los laterales del camino nos ceden paso para adentrarnos en el edificio, esto es conocido como la Avenida de Dromos. Justo antes de entrar nos topamos con un obelisco, que anteriormente estaba acompañado de otro a su lado pero que fue trasladado a la plaza de la Concordia en París, mide unos 25 metros. El obelisco está decorado con una escena en la que aparece Ramses II adorando a Amón. En la misma entrada se encuentran las estatuas sedentes de Ramses II. Las estatuas son de granito de 15,6 metros



 Cuando pasamos estas dos columnas y los dos grandes pilonos lisos, nos situamos en el patio peristilo compuesto por 74 columnas papiriformes que muestran al faraón con distintas divinidades. Las columnas están colocadas en dos hileras al rededor del patio, dejando una amplia zona al aire libre en el medio, llamado como ya he dicho, patio peristilo. 



Cuanto más nos adentramos en el templo, más columnas podemos observar con distintos tipos de relieves y con diferentes jeroglíficos. 

 Después nos encontramos con la sala hipóstila, que representa la primera estancia interior al templo. Originalmente la estancia era techada, pero ahora ha desaparecido. Cuenta con 32 columnas dispuestos en cuatro filas de ocho columnas cada una. En ellas aparecen imágenes de diferentes dioses que fueron restauradas en el siglo XIX. 



Desde la sala hipóstila se accede a 4 estancias o antecámaras con habitaciones auxiliares. Estas estancias son: el vestíbulo, la sala de ofrendas, la estancia del nacimiento y el santuario. 


 Me voy a centrar en la última sala, que es el santuario, la parte más interna del templo. En ella es donde se escondían los tesoros y donde se hacía culto al Dios. Para que os hagáis una idea de cómo es de pequeña, solo puede entrar una persona en ella, porque no caben más. 


 Una cosa muy curiosa de este templo, es que desde la entrada hasta el santuario, la última parte del templo, el nivel del suelo varía. Conforme más te adentras el suelo va ascendiendo y el techo descendiendo, de modo que cada vez las salas son más pequeñas, hasta llegar al santuario, que como ya he dicho, solo puede entrar el cuerpo de una persona, que en su momento solía ser el del sacerdote. 

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